Por: María Luisa, madre de Gonzalo Cabrera, mapuche baleado en la Lof Quemquemtrew en Cuesta del Ternero, Río Negro.
Fueron ellos, los mismos que hacen daño, esos que queman bosques y casas. El domingo pasado, dos personas balearon a mi hijo y a su compañero. A Gonzalo, de 26 años, le rompieron el estómago: le perforaron el intestino de dos disparos. Tuvieron que hacerle una operación de urgencia para sacarle una de las balas y hoy se está recuperando de a poco, pero Elías no llegó siquiera a luchar por su vida y falleció por un tiro en la cabeza.
Somos mapuches, y el accionar de los terratenientes siempre fue igual: avasallan todos nuestros derechos. Nadie sabe cómo pasó, pero llegaron dos hombres a las tierras, dijeron que estaban cazando y que se habían perdido. Ahí, Gonzalo y Elías les contestaron que no podían cazar en esa zona, que debían retirarse. Enseguida, uno de ellos le disparó a Elías directo a la cabeza, y después gatilló su arma contra mi hijo. Yo no sé quién disparó, pero la responsabilidad de lo que sucedió es de los terratenientes y del Estado, que siempre los protege. La muerte de Elías se podría haber evitado si se hubieran sentado en una mesa a dialogar con nosotros. Se esconden detrás de la bandera argentina para seguir masacrando a nuestros pueblos, y para seguir vendiendo todos los recursos.
Siento mucha bronca, mucho dolor, ¡no puede ser que en cada recuperación de un territorio tenga que morir un miembro de nuestra comunidad! Nuestros ancestros nos enseñaron que cuando luchamos por algo, tiene que ser una lucha limpia, con un reclamo justo, y no matar a la gente como están haciendo ellos. El Estado le da tierras a los Benetton, Lewis, Rocco para que las usen, y nosotros las estamos reclamando para vivir: nos estamos quedando sin agua, la minería está presente en las mesetas, los animales se están muriendo y la gente no puede cosechar.
En pocos días se cumplen 4 años sin Rafael Nahuel, y eso no es casual. El Estado sabe que tiene una deuda con nosotros. Cada representante que ha gobernado este país ha cometido un error, han acumulado deudas, entonces no pagan, pero a cambio otorgan tierras y así sucesivamente. Por esto, necesitamos que nos escuchen. Nuestra lucha es para todos, si defendemos el agua no es sólo para nosotros; es para los mapuche y los que no son mapuche. Queremos dejar un futuro a nuestros nietos, no queremos que los jóvenes tengan que seguir muriendo y peleando por defender los recursos que nos han dejado nuestros ancestros.
Los 500 años de silencio se terminaron: nuestra lucha no va a claudicar.