Enviado a La Zarzamora
Ajustando los engranajes del control, la socialdemocracia en el poder consigue ajustar más las clavijas en una nueva vuelta de tuerca. Esta vez además del consenso entre la clase política, se cuenta con un apoyo transversal por parte de la sociedad quienes a gritos demandan más seguridad, vigilancia, penas más altas y transformar las cárceles en tumbas.
La agenda represiva incluye entre otras medidas, la aprobación de una nueva Ley Antiterrorista, la eternización del estado de excepción en territorio mapuche y la creación de más cárceles y módulos de máxima seguridad. Sin restar importancia a los otros aspectos, este último punto resulta particularmente imperioso para quienes luchamos adentro y afuera de las prisiones. Junto con la construcción de más cárceles y la paulatina implementación de un estricto régimen intrapenitenciario, el gobierno de turno ha optado por otorgar «carta blanca» a gendarmería para que haga y deshaga al interior de las prisiones en una clara estrategia de control que amplía las facultades de dicha institución garantizándoles en la práctica absoluta impunidad.
Algunos ejemplos del poder total otorgado a la administración carcelaria durante los últimos meses son:
*El aumento de prohibiciones en visitas y encomiendas.
*El endurecimiento de los regímenes internos.
*La mantención durante períodos prolongados y casi indefinidos en
régimen de aislamiento.
*La elaboración de informes manipulados para negar libertades
condicionales.
*El enjuiciamiento penal y con penas de cárcel para quienes mantengan
celulares dentro de la prisión.
*Restricciones para enrolamientos por parte de las visitas.
*El abierto desacato a órdenes dictadas por tribunales en otorgar
traslados médicos, eliminar sanciones, otorgar visita conyugal,
adquisición de artefactos eléctricos mínimos (TV, hervidor, etc),
obtención de beneficios intrapenitenciarios, etc.
Lejos de la acostumbrada arbitrariedad de los carceleros y la permanente realidad de opresión al interior de las cárceles, nos enfrentamos claramente a la configuración de un nuevo escenario donde los carceleros avanzan con un apoyo transversal y sin ninguna oposición posible. Esta completa legitimidad y carta blanca otorgada a gendarmería se complementa con millonarias inversiones y una agenda legislativa enfocada especialmente en temas carcelarios, situando a gendarmería en un rol protagónico en el contexto de seguridad social, transformándola en una voz autorizada para cumplir aquella quimérica misión de desarticular la delincuencia y el crimen organizado.
La asfixiante realidad al interior de las cárceles solo busca el sometimiento total de lxs prisionerxs a los designios de los carceleros, imposibilitar el contacto con el exterior y disciplinar cualquier aspecto de lxs sujetxs. La respuesta a la imposición de esta realidad es imprescindible e impostergable para solidarizar en la práctica con nuestrxs presxs, para intentar frenar este brutal endurecimiento y fortalecer perspectivas de lucha anticarcelaria en contextos concretos.
Con toda nuestra imaginación y fuerza contra Gendarmería. Abramos nuevos caminos de lucha.
Frente al endurecimiento del régimen carcelario: ¡Solidaridad y acción!