Por la aparición con vida de Julia Chuñil. Escrache al Museo Nacional de La Plata

Enviado a La Zarzamora

Las fronteras nacionales son de los Estados coloniales Julia Chuñil luchadora mapuche de la comuna de Máfil en la Región de los Ríos, Chile, desaparece junto a su perrito el 8 de noviembre del 2024.

En solidaridad con ella, con su familia y con el conflicto mapuche realizamos una acción de visibilización y escrache al Museo Nacional de La Plata como espacio de la conservación racista.

El conflicto mapuche se encuentra presente en ambos lados de la cordillera, ello se evidencia en el reciente desalojo del Lof Pailako en pos de intereses inmobiliarios resguardados por Parques Nacionales de Argentina o el constante asedio del empresariado forestal y pesquero
resguardado por el Estado chileno.

Nuestro posicionamiento anárquico nos lleva a solidarizar con todo aquel que defienda la tierra. Sabemos que estos gestos son ínfimos, pero seguimos buscando la profundización del conflicto. Vamos a paso lento,
pero seguro.

Saludamos a todxs lxs compañerxs que en la realidad concreta; sea con lienzos, afiches, pintura o fuego intentan hacer de la anarquía una tensión antes que una divagación intelectual estéril.

¿Por qué el Museo Nacional de La Plata?

El Museo Nacional de La plata es uno de los más transitados por el
turismo en época estival, pero es poco lo que se habla de la ideología nacionalista-genocida con la que fue fundado. El orgullo nacionalista se sostiene en la sangre de los pueblos y es el que unifica a la sociedad actual.

El Museo como institución es fundado a pedido del geógrafo y antropólogo Francisco Pascasio Perito Moreno en 1884, quien trabajó como mercenario para el gobierno nacional en la expedición patagónica en 1876. Su labor era determinar las fronteras externas con Chile y acumular información sobre la ubicación de las comunidades originarias para el posterior genocidio.

Los ideales racionalistas de un progreso científico que motivaron las expediciones de Moreno, fueron los mismos que impulsaron las Campañas del Desierto (1880) orquestadas por el militar y posterior presidente Julio Argentino Roca.

En este proceso fue derrotado el ultimo fortín que resistía al avance de Roca en la batalla de Genoa (1884), siendo detenidos los caciques Inacayal, Foyel y su familia; a quienes Perito Moreno pidió expresamente que sean trasladados al museo con objetivos científicos.

El Museo no solo fue una cárcel para estas personas, fue un centro de experimentación del pensamiento científico y colonial que sostenía el orgullo nacional. Aparentemente fueron doce las personas recluídas en el museo, falleciendo en condición de cárcel y exhibidos como “la raza salvaje que se extingue”.

Esta institución también recibió y expuso restos humanos de ambas campañas genocidas, tanto al noroeste del territorio como al sur, los cuales aún siguen en los subsuelos de dicha institución y no han sido devueltos en su totalidad a los pueblos. Un ejemplo de esto, es el saqueo de la tumba del Toki Calfucura, el cual se encuentra caratulado con el número 241 en los sótanos del museo para el deleite de lxs estudiantes.

El conflicto territorial con el pueblo mapuche no es una cuestión de museos, atraviesa nuestro presente y es inseparable de los intereses de las empresas extractivistas, salvaguardados por los gobiernos de turno.

-Santiago Maldonado, Elías Garay, Rafael Nahuel, Matías Catrileo, Alex Lemun, Camilo Catrillanca, José Huenante, Macarena Valdez, Emilia Milen Bau- ¡presente!


¡Presos mapuches y anarquistas a la kalle!

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