Orgullo: Del levantamiento contra la policía en Stonewall a las patrullas lgbtiq+ en $hile

Por: La Zarzamora

El pasado 25 de junio se desarrolló en $hile la conocida marcha del «orgullo 2022», marcada por la dicotomía entre los discursos institucionales y la realidad cotidiana de las disidencias que se autodefinen como contra hegemónicas, quienes disputaron el espacio con fuertes denuncias ante la falta de justicia en el asesinato de la defensora del territorio Emilia Milén Bau y la criminalización de la autodefensa en el caso de Estéfano. La manifestación se llevó a cabo entre metros de colores y patrullas arcoíris, que poco reflejan la realidad de una comunidad disidente, golpeada constantemente por la violencia policial e institucional.

STONEWALL: BASTA DE VIOLENCIA POLICIAL

Stonewall Inn, era un bar manejado por la mafia, ubicado en la calle Christopher Street, de Greenwich Village, en Nueva York. Inaugurado en el año 1967, este bar sería uno de los pocos espacios de esparcimiento en el cual se recibían disidencias, estas podían beber alcohol y bailar entre sí.

Disturbios de Stonewall

Las redadas policiales en aquel entonces eran comunes en estos lugares, una por eludir
las prohibiciones de la «Autoridad
Reguladora del Licor del Estado
de Nueva York», que impedía la venta de alcohol a disidencias y otra por una Ley Antisodomía, que estuvo vigente hasta 1980, que perseguía la homosexualidad, en ese entonces prohibida en todo Estados Unidos.

El 28 de junio de 1969, ocurrió una redada sorpresa, comúnmente algunos policías corruptos daban aviso previo al bar, sin embargo aquel día no ocurrió así. La policía cayó directo sobre les asistentes y comenzó a arrestar a quien estuviese presente. Pero alguien encendió la chispa y provocó una rebelión marica.

Testigos dicen que el primer grito fue de una lesbiana camiona que era conducida tras un largo forcejeo hacia la patrulla policial, en el trayecto un policía la golpeó con un bastón hiriendole su cabeza. Mientras sangraba, la lesbiana golpeó al policía y gritó a los demás, quienes respondieron a la agresión. Este hecho es atribuido a la lesbiana camiona (butch) y racializada, llamada Stormé DeLarverie, quien era cantante y trabajaba como drag King.

Stormé DeLarverie

Pronto se transformó en un combate callejero. La autodefensa colectiva respondió a las agresiones policiales, generando una verdadera revolución disidente, de gays, lesbianas, travestis y trans. Cada vez llegaban más personas, los testigos presenciales estiman unas seiscientas la primera noche, alrededor de dos mil la segunda noche y entre quinientas y mil, la última noche. Los disturbios no parararon hasta la sexta noche consecutiva, siendo los días más álgidos el primero y el último. Hubo en total 21 detenides y no hubo ninguna muerte registrada de manifestantes.

Otra protagonista de Stonewall fue Marsha P. Johnson una mujer trans negra, pobre, drag queen y prostituta, que luego se convertiría en un icono de los derechos LGBTIQ+, reconocida por ayudar a personas trans sin hogar, Marsha denunció a viva voz las atrocidades de la policía y el abuso de poder durante los disturbios de Stonewall. Al año siguiente lideraba la primera marcha del orgullo junto a otras grandes figuras de la comunidad Lgtbiq+de aquellos años en Estados Unidos. Fue encontrada sin vida en 1992, posteriormente a la marcha de ese año.

Marsha P. Johnson

Este levantamiento de las disidencias se transformó en un punto culmine, que logró hacer confluir a las fuerzas de una comunidad disidente que por fin se confrontaba violentamente a la sociedad que les oprimía, a sus leyes y sus instituciones. Ese fue el espíritu de las primeras marchas, orgullo por dejar de temer, orgullo por defenderse, orgullo por reivindicar las luchas silenciadas por la heteronorma.

PATRULLAS MULTICOLOR

A 53 años de este hito, en $hile se conmemoró la marcha habitual del orgullo, un espacio en disputa, que se encontraba monopolizado por el elitismo gay del MOVILH. Sin embargo en diferentes ciudades los bloques antihegemónicos y críticos, han adquirido fuerza ante la realidad concreta que vivimos las disidencias, marcadas por ataques de odio, discriminación en el sistema de salud, en el ámbito laboral y la criminalización de la autodefensa.

Este año la consigna resonante «sin justicia no hay orgullo», denunciaba por todas las regiones el caso de Estéfano, varón trans preso por defenderse de un ataque de TRANSODIO. De igual forma la aproximación del juicio oral en el caso de transfemicidio de Emilia Milén Bau, deja a la luz la parcialidad en la justicia, en un caso donde la vida de una mujer trans fue apagada por sicarios contratados por propietarios inmobiliarios. Así mismo, esta marcha se realizaba a pocos días de la conmemoración del lesbicidio de Nicole Saavedra, hecho que finalmente fue catalogado como homicidio, evadiendo el motor de su asesinato, de carácter correctivo.

Estos son sólo algunos de los casos, en los cuales no se incorporan las llamadas «perspectivas de género» y que involucran a lesbianas, trans, travestis y no binaries.

Irrisoriamente, el poder ha incorporado discursos inclusivos que buscan domesticar las ansias rebeldes de nuestra propia supervivencia cotidiana. Sin embargo las banderas arcoíris hizadas, los metros coloridos, la e en los discursos de personeros de gobierno, quedaron pequeños ante la rimbombante presentación de los carros policiales que contenían las siglas LGBTIQ+. Los medios de comunicación mostraban orgullosos este «gesto de inclusión» que dicta poca relación con los antecedentes de abusos policiales ejercidos por la institución de Carabineros de Chile hacia la comunidad disidente.

Patrullas LGTBIQ+

Así quedó en evidencia en el primer, segundo y tercer «Reporte sobre violencia a disidencias sexuales» realizado en base al trabajo de diferentes organizaciones y colectividades disidentes. Los datos recopilados en estos reportes, determinan un total de 87 casos de violencia policial a disidencias entre el inicio del levantamiento social del 2019 y la pandemia. En detalle a los 62 hechos de violencia policial registrados durante la insurrección social, se le suman 25 hechos denunciados por personas lesbianas, trans, no binaries y gays durante la pandemia, contabilizados y detallados en el tercer informe.

En base a estos datos nos preguntamos entonces ¿que ha pasado con las investigaciones de estas agresiones?. Hasta ahora las declaraciones de la institución ni siquiera han tocado el tema. ¿Quiénes son los pacos responsables de las torturas a lesbianas, trans, maricas y travestis? Aún no hay responsables.

Una policía que acaba de violar los ddhh de decenas de disidencias impunemente, hoy enarbola la lucha de la comunidad lgbtiq+ para limpiar su imagen. Como si fuera poco, la entrada de una mujer trans a las fuerzas represivas, se convirtió en otro «gesto» para los medios hegemónicos, la institución que históricamente ha violentado a la comunidad lgtbiq+ hoy acoge a una mujer trans en sus filas, otro «Pinkwashing» o lavado de imagen rosa, que busca disfrazar bajo el discurso inclusivo, la verdadera raíz homo, lesbo y trans odica de las estructuras estatales y de instituciones represivas como carabineros de chile, que aún en la historia reciente, registra brutales violaciones a los derechos humanos contra la comunidad lgtbiq+.

Fuentes:

https://www.infobae.com/historias/2020/06/28/stonewall-inn-la-historia-del-bar-clandestino-manejado-por-la-mafia-en-el-que-empezo-una-revolucion/?outputType=amp-type

https://khronoshistoria.com/go/historia-mujeres/mujer-contemporanea/storme-delarverie/

https://elpais.com/sociedad/2020-06-30/marsha-p-johnson-la-mujer-transgenero-que-inspiro-la-celebracion-del-orgullo-lgtbi.html?outputType=amp

https://reparacionyjusticia.cl/

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