Por: Cercana a Mariana / Fotografías @ Indómitafotografías
Este jueves 24 de marzo se realizó una velatón en diversas comunas de la región del BíoBío, con el propósito de visiblizar el femicidio de Mariana Milla, cuyo juicio comienza el 25 de marzo en Santiago. La sincronización de estas actividades se ha realizado desde organizaciones feministas territoriales.
Mariana Milla, de 57 años de edad, fue asesinada el 7 de febrero del año 2021 por el femicida MARIO ALBERTO ACUÑA RIQUELME de rut 7.888.056-2, quien la apuñaló por la espalda. Mariana era oriunda de la provincia del Ñuble, madre de Camila y Sergio, abuela de Amalia y Juanjo, y hermana de Jorge, quien la acompañaba ese día y que también fue apuñalado por Acuña. El hecho se realizó al interior de un supermercado de la comuna de La Florida en la Región Metropolitana.
Acuña era la ex pareja de Mariana, y ella -como siguiendo un mandato- soportó malos tratos y amenazas durante años de quien fuera su compañero. Quizás por miedo o vergüenza guardó silencio, quizás porque sabía que en esta sociedad machista se juzga a la víctima y se engrandece al victimario. Aún así, Mariana decidió romper este mandato, y recuperando sus espacios de libertad, superó el miedo que le infringió su agresor y decidió abandonar el hogar que compartían, poniendo fin a una relación tóxica.
Acuña acosó, hostigó, amenazó a Mariana durante años, aún habiendo tomado todas las medidas legales para protegerse. Sin embargo, la ineficacia de las instituciones chilenas, en relación a la seguridad de las mujeres queda de manifiesto una y otra vez Mariana fue una mujer que creyó en el sistema, en el SERNAMEG, haciendo la denuncia y siguiendo todos los protocolos que el Servicio Nacional de la Mujer y la Equidad de género, ofrece a las mujeres que han sido violentadas.
Hoy nos preguntamos ¿Cuál es el camino que debemos tomar para dejar de ser asesinadas, violentadas o violadas?
Lamentablemente las instituciones no nos protegen. El asesino de Mariana se encontraba con medidas cautelares vigentes, consistentes en la prohibición de acercamiento, desde el momento en que Mariana decidió romper el círculo de violencia, en el cual se encontraba con su ex pareja.
Esta decisión la hizo recobrar su sonrisa y procurar su autonomía, tuvo tiempo para compartir con sus seres queridos y recuperar su vida. Sin embargo, esta sonrisa fue extinguida cobardemente por Acuña, en complicidad con el aparato gubernamental, a vista y paciencia de una sociedad dormida, donde la violencia es estructural y se respira como el smog en las calles de la capital.
Hoy cada vez más, somos capaces de reconocer que el machismo mata, que la violencia al interior de las parejas es más común de lo que se aparenta, puesto que la gran mayoría la hemos experimentado, sabemos lo que es sentir el miedo y la vergüenza de ser agredidas por quienes debieran darnos alegrías. Sabemos lo que es la misoginia y las implicancias de habitar corporalidades femeninas o disidentes en una sociedad patriarcalizada.
Sin embargo, al igual que Mariana, en nuestro interior portamos una voz sabia que nos
susurra alegrías, que nos lleva a transmutar el miedo y la pena, en rabia y creatividad, en lucha y organización, para que seamos capaces de cubrir nuestras necesidades, tanto económicas, emocionales y afectivas dentro de un contexto de amor y respeto.
Mariana estaba amenazada de muerte por su ex pareja, y aún así decidió respirar en libertad y se organizó con Jorge, su hermano, para lograr salir del hogar que le producía tanta inseguridad. Con esto nos dió una lección de vida, siempre hay alguien que nos puede acoger, siempre es tiempo de recuperar nuestras vidas y vivirlas libremente. Siempre es posible organizarnos para ser capaces de dar respuestas a tiempo y diferenciarnos de las instituciones y la policía, las que están diseñadas para mantenernos en un estado de sumisión e individualismo.
Hoy encendemos velas para conmemorar a Mariana Milla, cada vela tendrá una intención, que su fuego ilumine el camino de la conciencia de quienes tienen que decidir en el caso de Acuña. Nos sumamos al deseo de su familia, exigimos cadena perpetua para el macho asesino, aunque sabemos muy bien que los centros penitenciarios son sólo el reflejo de una sociedad donde sólo se perpetúan las injusticias.
Hacemos un llamado a la comunidad a estar alertas y prestar apoyo a quien sufra violencia machista, es necesario sensibilizarnos para identificar este tipo de violencia y dejar de reproducirla. Que la muerte física de Mariana sea un impulso de vida que nutra nuestros espíritus de fuerza para enfrentar al enemigo que nos acecha. Fortalezcamos nuestra espiritualidad y nuestras cuerpas, porque la autodefensa es la respuesta a su violencia.-