Castigo femicida + violencia institucional, lo que queda a las mujeres que no somos de las elites

X Puntada con Hilo

Luciano jaque araneda de 42 años, asesinó en un castigo machista, femicida, a sus dos hijas y luego se suicidó en San Bernardo, R.M. $hile.

Antes había «denunciado» a su ex, la madre de las niñas, Alejandra. Y es que, según él y algunos medios de comunicación: «había puesto una denuncia por abandono de hogar» contra Alejandra.

Pero aunque los varones deseen que “abandonarlos” sea «delito» en $hile, ya no lo es…

Sí es verdad que hasta hace poco, 2005, lo fue. Tal como era delito hasta 1994, el adulterio, que solo se contaba para nosotras (no para ellos). Para ellos era “amancebamiento”. Ellos tenían “mancebas”, o sea convivían con alguien sin estar casados (y eso era todo).

Las leyes las hacen ellos. Y para criminalizarnos cuando puedan y quieran, son inter-clase: los empobrecidos se unen ganosos a los ricachones, para apoyar a congresistas, y que legislen contra las mujeres de todas las clases y territorios…

Aunque ya esa ley maldita para las madres y abuelas, cambió, igualmente a las instituciones, todas masculinas (por más que pongan allí a las mujeres de su agrado), “les vale” hacer cumplir los rastrojos,  que supuestamente, han legislado en contra de «la violencia de género», como les gusta llamarla. Sabemos que al menor resquicio, ese concepto se vuelve contra nosotras: como es «de género» vale para los agresores también, y las mujeres terminan en las celdas de comisarías porque los agresores las denuncian por «VIF».

En este caso fue distinto, pero igualmente patriarcal. Los carabineros de $hile no cumplieron un dictamen judicial que ordenaba dejar a las niñas con su madre y el resultado fue que las niñas fueron asesinadas por el agresor.

Dieron de baja a los «pakos» de $hile que no cumplieron la orden. Y -suponemos- ya no trabajarán, al menos oficialmente, y comenzarán a gozar algunos de los beneficios que igual tienen cuando dejan esa institución «de orden y patria»… (¿o tal vez comenzarán a trabajar de guardias, sicarios o en «la oficina»?… En fin, que en $hile, todo es posible).

¡NO HAY «PAREJA» ENTRE ADULTOS Y NIÑAS!

El agresor y femicida infantil tenía 30 cuando «se hizo pareja» de una niña de solo 13, la madre de las niñas que, ahora, mató. Pero eso no es pareja.

Un adulto de 30 años, está abusando de su poder de adulto, de su poder económico, de su poder de hombre, no se está «emparejando» con una niña, pre-adolescente o adolescente. Por 7 años, al menos, eso fue un abuso contra una niña y luego adolescente. Más tarde fue violencia, control y dominio, contra una joven mujer.

VIOLENCIA Y CERO «SORORIDAD» INSTITUCIONAL

Este agresor, se suicidó luego de abusar, agredir y matar, y ha sido victimizado por familiares y por páginas abiertas y masivas, mostrándolo como un «hombre abandonado». Por su parte, la tevé abierta, hasta el momento parece mayormente silenciar el caso y su características. Y SERNAMEG brilla por su… ¿falta de “sororidad” pública? ¿o cómo llamarle?…

Por otra parte, pese a la generación joven de los familiares que hablaron por el agresor a los medios (un hijo adulto joven y otros hombres), y pese a los talleres «de género» que habrán recibido los reporteros (para justificar políticas públicas «de género», centradas en el lenguaje), al criminal, lo victimizan a la vez que a su tercera víctima, la madre que sobrevive a sus niñas, la han juzgado… Igual como, probablemente, lo habrán hecho los «agentes de la ley» que desoyeron el dictamen judicial y la voz de la madre.

ESTO ES VIOLENCIA INSTITUCIONAL Y DE LOS MEDIOS

La letra por más que este escrita, no escribe otra realidad para ninguna mujer, menos para quienes no son/somos, parte de las elites. Mujeres de las clases dominantes buscan y saben cómo obligar a varones de su clase a oírlas y «cumplirles». Para el resto, no hay nada en la sociedad ciudadana que tanto admiran y pronuncian, porque es capitalista, racista y patriarcal. La sororidad, realmente una quimera que si no asume raza, clase y territorio, existe también, solamente, en la letra.

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