Por: ÑK
Portada: @rbrt_
Nonguén, un territorio que se comienza a poblar a mediados del siglo XX por la migración rural hacia Concepción, está rodeado por una cadena de hermosos cerros y atravesado por un estero del mismo nombre, es un lugar que podríamos de calificar de hermoso, si no fuese por los daños provocados por la industria forestal, pero también por albergar y dar escenario a uno de los lugares mas tenebrosos de la región del Bío Bío.
El centro de exterminio «Zoológico Concepción» ubicado en Nonguén, ha sido innumerables veces cuestionado, por mantener en pésimo estado físico y psicológico a cientos de animales encarcelados en él. Fundado en 1978, en plena dictadura militar, por el latifundista Luis González Espinoza, mantiene en cautiverio a 340 animales de 51 especies distintas.
Dentro de sus dependencias es posible comprobar el nivel de estrés y enfermedad que sufren los animales del recinto. Jaulas pequeñas con pisos de cemento, piletas diminutas que mantienen en hacinamiento a decenas de tortugas, un tigre blanco que recorre su jaula de un lado a otro sin parar como síntoma de terrible estrés, ñandúes con el plumaje deshecho y heridas en su piel, pequeños primates sacando sus manos por entre las jaulas queriendo tocar la tierra, jirafas, lemures, y una infinidad de especies, siendo fotografiadas ante la mirada indolente de personas que disfrutan este triste y nefasto espectáculo.
El mal estado de estos animales es evidente, y esto ha llevado a que decenas de personas estén exponiendo esta situación por redes sociales, buscando una respuesta o con la idea de que esto algún día cambie. Comúnmente las soluciones institucionales van ligadas a la transformación del espacio de cautiverio, pero sabemos que el problema no se resuelve modificando el tamaño de la jaula, el problema es la jaula!.
Como cualquier ser vivo, los animales tienen un territorio y una forma de vida relacionada con este, si esa relación es vulnerada se rompe el equilibrio natural, dejando estragos en la simbiosis entre especies (cadena colaborativa entre especies).
Por más justificaciones que estas empresas cárceles (nombradas zoológicos) impongan, no existe razón para la existencia de estas, y ya son muchas las personas que cada día comprenden que esta terrible explotación animal no se puede seguir tolerando, nuestro silencio es responsable y no podemos seguir siendo cómplices de esta devastación.
El discurso hegemónico de la institución
El 24 de febrero del año 2019, un incendio afectó al cerro San Cristóbal. La posibilidad de que este siniestro llegara a las inmediaciones del Zoológico Metropolitano, desveló a muchxs esa noche. Si el fuego llegaba ahí, era una muerte segura para cientos de animales que están privados de libertad, y lo peor sin posibilidad de huir.
En la prensa hegemónica, la directora del Parque Metropolitano, Alejandra Montalba, declaraba que se estaban realizando una evacuación preventiva, cumpliendo un orden de prioridad que comprendía a animales en «peligro de extinción y transportables».
Finalmente se informa, que se habían evacuado 100 animales pequeños. El resto, los de gran tamaño como: elefantes, jirafas, osos, etc. también en peligro de extinción, tenían menos opciones de ser evacuados. En caso de que el fuego llegara al zoológico muchos tendrían una muerte segura.
Al día siguiente por los mismos medios de comunicación, se establecía que existían rayados «animalistas» alusivos al incendio, insinuando intencionalidad de grupos antiespecistas, con esto el gobierno y el zoológico evadían estratégicamente la responsabilidad institucional en el hecho, inculpando irrisoriamente a quienes han luchado por años para conseguir el fin de las jaulas.
El Zoológico es una cárcel
El zoológico es otra institución carcelaria del sistema, por ende su carácter es político. Está basada en la visión antropocéntrica del mundo (el humano es el centro) y fortalecida por la teoría de la selección natural de Darwin, estableciendose un paradigma que supone una jerarquía evolutiva en donde el humano es más importante y domina al resto de los seres vivos.
Bajo estos paradigmas, el zoológico ha encarcelado y torturado a miles de animales por siglos en todo el mundo, y estos alejados de sus tierras, de sus manadas y sus hábitat, sufren los embates de este miserable capricho humano.
Durante el show mediático acostumbrado de la prensa burguesa, se esforzaban fervientemente en hacernos creer que estas cárceles son fundamentales para la preservación de animales en riesgo que no pueden ser reinsertados en su hábitat, pero este lavado de imagen se contrapone a la realidad.
Hagamos un recorrido histórico, de cómo el Zoo Metropolitano, esta «verdadera arca genética» (como dijo aquel terrible día Montalba) vela por la vida de los animales en peligro:
1995: Dos hembras jirafas, una cría de un año y un macho de 8 mueren calcinados debido a un incendio en su calabozo.
1996: 12 ciervos mueren asfixiados, ahogados por sus propias lenguas, luego de ser laceados para vacunarlos.
1997: Una elefanta se electrocuta al caer en una fosa con un cable instalado para separarla del macho.
2002: Un puma fugado, muere debido al estrés que provocaron en su recaptura.
2012: Un tigre blanco es asesinado luego de atacar a su carcelero, quien no tomó las medidas de seguridad básicas.
2015: Muere Taco, oso polar traído desde Holanda, tras ser masivamente denunciado su terrible estado de salud en cautiverio.
2016: Un hombre se lanza voluntariamente a la jaula de los leones, dos de ellos fueron asesinados.
Los hechos corroboran la visión de millones de personas en el mundo. Los animales una y otra vez están expuestos a la violencia humana materializada en la industria cárnica, la industria del higiene y la cosmética, en los voraces incendios producidos por la devastación capitalista, en el comercio y tráfico de especies exóticas, en la explotación de animales para la represión por parte de la policía y empresas de seguridad e incluso en el mascotismo perverso que les obliga a homologarse con la enajenada vida humana.
Estas cárceles son una expresión más de un especismo cruel y brutal que nos tiene que hacer reflexionar sobre nuestros procesos de lucha por la liberación, en si ¿sólo queremos terminar con las injusticias que afectan a la especie humana? o asumimos de una vez que este sistema económico, político, social y cultural no nos oprime solo a nosotra/es, sino también al resto de las especies y a la tierra en su simbiótico conjunto.
Ya no basta con ser vegan, el llamado es a actuar ya!
¡HASTA DESTRUIR LA ÚLTIMA JAULA!
Apoyo totalmente la causa los zoológicos son una carcel. Ahora bien, cuándo menciona a la teoría de Darwin comete un error teórico no menor, ya que la evolución por selección natural de Darwin sitúa al humano como otra especie cualquiera, es decir, va en contra de un antropocentrismo. Por otra parte, la evolución por uso y desuso de Lamarck si es antropocentrica.
Saludos
La selección natural propone que la especie mas fuerte se sobrepone a la mas débil, no una homologación entre especies, esto aplicado al pensamiento antropocentrista que establece la supremacía humana, filosoficamente nos sitúa como la especie «mas fuerte» que domina al resto. Darwin si bien no propone el antropocentrismo como tal, es un escalón más de los praradigmas filosoficos que sostienen la supremacía humana.
Y cómo podemos manifestar nuestro descontento con estos zoológicos?