La faceta socialdemócrata del dominio: El Gobierno de Gabriel Boric

Enviado a La Zarzamora / Texto presente en el último número de la Revista Anarquista Internacional Kalinov Most #12. Octubre 2025

Introducción

El rechazo total a cualquier forma de autoridad, que incluye obvia y evidentemente al Estado y a sus eventuales administradores, constituye la crítica esencial y fundamental que desde el anarquismo se realiza al gobierno socialdemócrata de Gabriel Boric como a cualquier otro gobierno de turno.
 

Desde el momento en que grupos u organizaciones políticas y/o ciudadanas muestran sus intenciones de erigirse en autoridad entrando en el sucio juego del cálculo político, pasan a situarse al otro lado de la vereda para los espacios, entornos e individuos que tenemos por horizonte la libertad. Creemos que eso está claro y no debería ser objeto de mayor análisis o debates. No obstante, cada tanto y pasando por alto esta crítica histórica y fundamental, en distintos territorios nos encontramos con la desagradable sorpresa de que, desde nuestros propios entornos, por uno u otro motivo, se decide optar por apoyar solapada o abiertamente a movimientos o partidos de la izquierda por representar supuestamente «el mal menor» o » ser un freno al avance del fascismo».


Hoy, teniendo a la vista los resultados y el actuar del gobierno del Frente Amplio, son muchxs lxs que rasgan vestiduras y exhiben lágrimas de cocodrilo por haber respaldado pública o privadamente la candidatura socialdemócrata. El golpe de realidad fue contundente y, al parecer, vuelven a entender que los Estados recurrirán a cualquier medida, por más brutal que sea, para perpetuarse.


El gobierno de Boric ha sido un fiel reflejo de lo anterior; utilizando diversas estrategias que van desde la sutileza hasta la violencia explícita ha sabido apaciguar e incluso terminar con gran parte de las iniciativas subversivas que se venían dando con fuerza en este territorio. Entender que cualquier forma de Estado se sitúa en nuestras antípodas es fundamental para no dejarnos llevar por nefastos espejismos, como así también para establecer líneas de acción claras que permitan enfrentarlos teniendo en cuenta sus particularidades. Junto con esto es importante tener presente que el Estado es mucho más que su aspecto institucional, manifestándose en la mayor parte de nuestras relaciones. Su interiorización es prácticamente total en dónde cada unx pasamos a ser reproductores cotidianos de su lógica. Prioritario es, por lo tanto, darnos cuenta de ello e intentar eliminar cada vestigio de autoridad de nuestras vidas y conductas. No existen entonces buenos o malos presidentes, lo que hay son lisa y llanamente presidentes encargados de administrar el aparato estatal. Desde ahí es imposible no considerarlos enemigos.

El salvataje

El protagonismo de Boric en el llamado » Acuerdo por la Paz» del 15 de noviembre de 2019, en el que los partidos políticos de todos los colores consensuaron en darle una salida institucional a la revuelta generalizada e incontrolada que azotaba al territorio chileno desde octubre de aquel año, no fue casualidad. El Estado y el capitalismo debían mantenerse a toda costa y la socialdemocracia aparecía como la mejor alternativa para apaciguar el agitado clima social que se vivía.

Gabriel Boric, como uno de los principales exponentes de la socialdemocracia chilena demostró habilidad, intuición y, por sobre todo, ambición para transformarse en el timonel de aquel proceso centrado en la pacificación y el control. Se constituyó en la carta perfecta que permitiría llevar adelante el anhelado salvataje del sistema en su conjunto. Salvataje que se expresó en la intención de crear una Constitución que, según sus promotores e impulsores, cambiaría la vida de la mayoría de chilenos al terminar con «gran parte de las injusticias derivadas de la Constitución pinochetista».

Es importante precisar que la revuelta jamás se planteó como demanda prioritaria la creación de una nueva Constitución. La motivación evidente y desde un principio fue la destrucción de todo lo que nos oprime, construyendo de forma paralela  espacios autónomos.


En el transcurso de la revuelta, de manera interesada y aprovechando el
momento, partidos políticos de izquierda, sindicatos y movimientos ciudadanos levantaron dicha demanda – que correspondía y corresponde a su demanda histórica – como eje central de la revuelta con la clara intención de conducirla y dirigirla. Nadie mejor que la socialdemocracia para erigirse como representante y portavoz de todos los malestares sociales. Representó el bálsamo perfecto que apaciguó finalmente el
ánimo de lxs revoltosxs al hacerse cargo, supuestamente, de las causas
que habrían originado los sucesos de octubre.

Como en tantos otros momentos insurreccionales dónde se cuestionan y atacan los cimientos de la sociedad, la vía institucional rechazada por completo en un principio, fue ganando terreno hasta consolidarse y transformarse en la alternativa hegemónica, lo que se materializó casi un año mas tarde en el triunfo de la candidatura del Frente Amplio.

El avance de la extrema derecha

«Toda revolución lleva consigo de manera paralela la contrarevolución».

Si bien no entendemos ni hablamos de revolución para referirnos a los sucesos de octubre, pensamos que la frase anterior aplica a todo ese proceso e incluso a lo que continúa ocurriendo en la actualidad. A medida que discursos y, por sobre todo, prácticas de liberación se extendían de forma incontrolada, expresiones de extrema derecha y post fascistas avanzaban traduciéndose, entre otras cosas, en la fuerza que
adquirió la candidatura de José Antonio Kast. De manera sorprendente para muchxs, este político proveniente de la UDI  (1) y luego creador del Partido Republicano de extrema derecha, sacó el 28 % de los votos en la primera vuelta electoral siendo la primera mayoría, perdiendo luego en segunda vuelta con Gabriel Boric.

Este avance de posturas reaccionarias en general y de la candidatura de Kast en particular, significó que el mundo de la izquierda y del progresismo se alinearan bajo la figura de Boric ante el temor de ver «perdidos los derechos civiles conquistados.»
Dicho sentimiento de pánico impregnó incluso a grupos y espacios que supuestamente se posicionaban en contra de toda forma de autoridad y gobierno, observándose a varixs anarquistas no solo votando por el Frente Amplio sino que también haciendo campaña por sus candidatos.


De esta manera, el avance de la extrema derecha es inseparable del triunfo de Boric en la medida que logró movilizar y aglutinar a sectores que, de haber sido más moderado su adversario, no hubiesen votado por él. El terror al advenimiento del fascismo y sus restricciones posibilitó el gobierno del Frente Amplio.

De la dirigencia estudiantil al gobierno

El protagonismo alcanzado por Gabriel Boric en el acuerdo de paz de noviembre de 2019 venía gestándose desde hacía varios año, específicamente desde inicios de la segunda década de este siglo cuando, siendo presidente de la FECH (Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile), fue el representante institucional del fuerte
movimiento estudiantil del 2011, en la medida que dicha Universidad tuvo un rol protagónico en el surgimiento y desarrollo de aquellas movilizaciones. No fue solo él quien se empecinó por dirigir e intentar encarrilar dichas movilizaciones que se tornaban incontrolables; lo acompañaron en esa labor un grupo de jóvenes de izquierda y de las Juventudes Comunistas que a la postre seguirían, con más o menos
variantes, su misma carrera política. Este grupo que con el tiempo se acostumbraría a los triunfos políticos en el plano electoral, fue adquiriendo experiencia con el paso de los años, aprendiendo rápidamente los tejemanejes de la política institucional y aceitando su funcionamiento interno, lo cual los llevó a dirigir los destinos de este país luego de la elección presidencial del 2021. Fue este grupo de jóvenes junto con sus entornos y partidos políticos quienes supieron aprovechar las distintas coyunturas insurreccionales para crecer e instalarse en la institucionalidad demostrando habilidad a la hora de lograr canalizar el descontento generalizado para erigirse en autoridad.


Desde esa época (2011) comenzaron un proceso continuo de candidaturas, la mayoría exitosas, donde proponían una nueva forma de hacer política alejada de la corrupción y del clientelismo. Criticaron duramente a la ex – concertación por, entre otros aspectos, continuar y profundizar la política económica de la dictadura. Se presentaron, por lo tanto, como el quiebre a décadas de neoliberalismo. Sus diversas estrategias que les permitieron ir ganando elecciones y mantenerse en las esferas de Poder, desde sus inicios, dejaban entrever maquinaciones propias de las prácticas políticas más rancias de la institucionalidad, lo cual los llevó prontamente a generar animadversiones de todo tipo.

Los sectores más radicalizados del movimiento estudiantil de 2011 entendieron con rapidez que el grupo dirigencial encabezado por Vallejos/Boric/Jackson(2)   lejos de ser aliados en la lucha, representaban obstáculos en la conquista de las demandas y en el avance de un movimiento estudiantil que comenzaba a ampliar sus fronteras. De esta manera, la profundización e intensificación de la lucha apuntó también a dichos dirigentes, quienes fueron objeto de consignas y propaganda en su contra.

Sin embargo, estos jóvenes dirigentes supieron sortear con éxito cada una de las adversidades y ataques en su contra, posicionándose en su rol e incluso aventurándose, todxs ellxs, en carreras políticas tan o más exitosas que las de su vida estudiantil. El papel de mediadores en el conflicto del 2011 sentó las bases para la posterior labor pacificadora que tendrían, especialmente Gabriel Boric, casi una década más tarde cuando el país vivía la revuelta más violenta e incontrolada de su
historia.



Agenda represiva

Si bien los discursos y consignas de la izquierda institucional no se centran, por lo general, en el tema del terrorismo, seguridad ciudadana y delincuencia como sí lo hacen los de la derecha y extrema derecha, pareciera ser que los primeros se toman más en serio su labor de sheriff que los segundos. Parecieran ser más eficaces a la hora de eliminar las distintas expresiones antagónicas, y lo hacen sin tanto boato ni
espectáculo. Evidentemente esta constatación aplica a los gobiernos democráticos ya que, como hemos podido ver, las dictaduras de derecha y fascistas son implacables en lo que al exterminio físico del enemigo se refiere.


Dicha efectividad señalada se ha manifestado también en otros territorios siendo paradigmático, en cierta medida, el caso del primer gobierno del Partido  Socialista Obrero Español (PSOE) bajo la presidencia de Felipe González, quien se involucró directamente en la creación del grupo contra insurgente GAL (Grupos Antiterroristas de Liberación) para combatir de manera ilegal la actividad del independentismo vasco, específicamente el de ETA. Junto con esto, el gobierno socialista formuló una serie de medidas referidas al endurecimiento de leyes y del régimen penitenciario   (3) que, si bien no eliminó la lucha armada de ETA, logró mermarla considerablemente.

En este territorio no fue menor la labor de la llamada «Oficina» en la desarticulación de los grupos armados de orientación marxista que continuaron su actividad guerrillera con la llegada de la democracia el año 90. Comandado por el Partido Socialista, este aparato represivo del Estado se encargó, mediante las más diversas estrategias, de frenar y eliminar el avance de dichas expresiones armadas, labor que por cierto fue exitosa. Para el año 96 ya habían sido derrotados todos los grupos
armados que operaban en este territorio desde la dictadura.

El actual gobierno socialdemócrata del Frente Amplio ha continuado con esa tradición creando una serie de medidas para combatir al amplio espectro antagónico existente en este territorio. En este sentido, es importante señalar que la presente administración tuvo que lidiar, desde un comienzo, con un posible rebrote de la revuelta y con la insurgencia mapuche expresada en la consolidación de múltiples grupos armados. La revuelta, por diferentes causas, terminó por extinguirse y el movimiento mapuche combativo ha sido enfrentado con dureza mediante diferentes
estrategias. La principal maniobra fue el estado de excepción permanente impuesto en el territorio mapuche desde fines del gobierno de Piñera, extendiéndose durante todo el presente gobierno.

Dicha estrategia represiva que consiste en sacar a los militares de sus cuarteles ubicándolos en sitios claves del territorio mapuche, ha generado ciertamente un fuerte clima represivo y de hostigamiento en diversas comunidades, traduciéndose en amplios operativos de control y allanamiento que han llevado a muchos comuneros y miembros de grupos armados del movimiento mapuche autonomista a prisión. Todo esto ha conllevado evidentemente a una disminución notable de las acciones violentas contra intereses latifundistas, de forestales y del Estado,
pacificando, en muchos aspectos, todo ese sector que hace solo unos años
atrás vivía prácticamente en guerra.

Alejado del show mediático, más bien desde una labor silenciosa, el gobierno de Boric ha logrado lo que no pudieron ni Piñera ni Bachelet. La represión contra la subversión mapuche ha contemplado diversas estrategias que van desde la asimilación clásica pasando por el otorgamiento de proyectos de desarrollo y puestos de trabajo hasta la represión militar y policial, lo que, en términos concretos, ha logrado ser sumamente efectivo para las políticas de Estado y los intereses capitalistas en la zona. En definitiva, el trabajo contra insurgente de la socialdemocracia ha sido bastante más eficaz que el llevada a cabo por gobiernos de derecha y de la ex concertación.  (4)

Junto con lo anterior, la agenda represiva ha contemplado la construcción de más cárceles en el marco de esta fiebre punitivista en donde la sociedad en su conjunto exige más medidas de control. Con el argumento del crimen organizado, aumentar la cantidad de prisiones parecería ser la medida adecuada para combatir dicho fenómeno. No es nuestra intención defender o dejar bien parado al llamado «crimen
organizado», ya que, como lo señalamos en Kalinov Most 10, «bandas criminales y pandillas controlando los territorios y administrando una réplica del poder estatal, conforman una realidad bastante lejana a la anarquía y más cercana al canibalismo social… estos grupos no solo son obstáculos enormes en la liberación sino que son enemigos de cualquier relación social lejana al Estado…. »  (5) . No obstante, lo que para algunos podría ser motivo para reforzar la necesidad del Estado y la construcción de más prisiones, para nosotrxs constituye un argumento más en la lucha por la destrucción de éste en la medida que entendemos al «crimen organizado» como la extensión y la reproducción de brutales dinámicas autoritarias.

La construcción de más prisiones ha llevado aparejado un notorio endurecimiento del régimen carcelario que ha conseguido ajustar las clavijas al interior de las cárceles. El gobierno de turno ha optado por otorgar carta blanca a Gendarmería para que haga y deshaga al interior de las prisiones en una clara estrategia de control que amplía las facultades de dicha institución. Esto se ha traducido principalmente en el aumento de los módulos de máxima seguridad, en la mantención durante periodos prolongados y casi indefinidos de presos considerados «peligrosos» en régimen de aislamiento, en la elaboración de informes manipulados para negar libertades condicionales,  (6)  en el enjuiciamiento penal y con penas de cárcel para quienes mantengan teléfonos móviles dentro de la prisión, en las restricciones para enrolamientos de las visitas, entre otras muchas más que demuestran la cada vez mas asfixiante situación que se vive al interior de las cárceles chilenas. Todas estas medidas que parecen bastante más cercanas a una administración de extrema derecha, han sido creadas y aplicadas sin mayores problemas por el gobierno socialdemócrata demostrando la seriedad y eficacia con que se toman el tema del control intra-carcelario.

Para terminar este apartado no podemos dejar de mencionar el considerable aumento de leyes represivas promulgadas durante este gobierno. Ya en el año 2023 la actual administración señalaba que en menos de dos años de mandato habían aprobado más leyes en materia de seguridad que cualquier otro gobierno en los últimos 30 años. Para ese periodo eran 42 leyes represivas promulgadas, 14 más que las que habían sido aprobadas en todo el primer mandato de Piñera. Dentro de éstas destacan por su impacto la Ley Antitomas, la nueva modificación a la Ley de control de armas, la Ley N. 21.555 que refuerza las competencias represivas de Gendarmería, la Ley N. 21.560 conocida mediáticamente como la «Ley  Nain Retamal»  (7)y por supuesto la bullada reforma realizada a la Ley Antiterrorista promulgada en dictadura, que amplía y extiende las medidas intrusivas junto con el aumento de penas.

De esta manera, la agenda represiva se ha transformado en el centro programático del actual gobierno, donde la mano dura se ha aplicado sin tapujos y donde todo indica que se intensificará aun más. Frente a esta innegable constatación , ¿Habrán compañerxs que decidan nuevamente hacer campaña, esta vez, por un gobierno del Partido Comunista?

La “libertad” democrática

No es un secreto ni fruto de un minucioso análisis que la democracia se sostiene en base a la fuerza y la coacción. Las innegables imposiciones que perpetúan este sistema se expresan de múltiples maneras y con distintas intensidades. La democracia, como lo afirmaron lxs compañerxs de los Grupos Anarquistas Coordinados (GAC)  (8),  es el régimen político más adecuado para la mantención y el avance del capitalismo y todo lo que conlleva. Así podemos ver cómo la violencia sistemática y formas sutiles de sometimiento se entrelazan y se complementan en una misma estrategia de control. El voto obligatorio es claramente un ejemplo de esto último.

En el territorio chileno, desde sus inicios como República, la inscripción al servicio electoral fue voluntario y  voto obligatorio para quienes se inscribieran. En las elecciones presidenciales del 2009 – 2010, dónde salió electo Sebastián Piñera, se impulsó la idea de cambiar lo anterior por una inscripción automática y voto voluntario.


Esta «libertad de acción» otorgada se tradujo en un 58% de abstención,
es decir, mas de la mitad de la población en edad de sufragar decidió no
hacerlo. Finalmente en el plebiscito constitucional de 2022, dónde se decidía si se aprobaba o se rechazaba una nueva Constitución, el voto pasó a ser obligatorio con inscripción automática, con multas que iban desde los $30.000 a  los $180.000 para quienes no fueran a votar. La democracia una vez más se sacaba su careta. Si bien los partidos políticos, de todos los colores, apoyan esta obligatoriedad en la participación democrática, es precisamente la socialdemocracia y en particular el Frente Amplio el sector que con mayor vehemencia ha instado por ello. En las elecciones municipales y regionales de 2024 Boric era enfático en señalar; «El voto es obligatorio y cada persona puede y debe participar, hacer escuchar su voz y expresar su preferencia respecto a quienes gobernarán los territorios de nuestro país».  (9) Lejos de abogar por el libre pensamiento y la libertad de acción, principios a los que supuestamente adherían, imponen por la fuerza la participación en el circo electoral. La libertad para decidir si votar o no, no se contempla, invalidando y castigando la opción de mantenerse al margen del patético show democrático. La democracia queda, de esta manera, bien amarrada. No hay forma de optar por otros caminos sin ser sancionados o multados. La imposición es evidente y explícita. No es extraño, por lo tanto, que las elecciones bajo estas nuevas reglas cuenten con una participación de prácticamente el 85% (elecciones municipales 2024), cifras que obviamente son celebradas por los partidos de todos los sectores.

Es importante señalar que en dichas votaciones municipales el porcentaje de votos nulos y blancos se incrementó de manera considerable. Por ejemplo, en la elección de concejales entre nulos y blancos sumaron el 21,46%, porcentaje superior al de la lista con mejor desempeño, que fue la de Renovación Nacional – Independientes con un 15,52%  (10) , demostrando que la pretendida representatividad democrática es solo una ilusión.

Queda claro entonces que la socialdemocracia entiende la libertad únicamente dentro de los marcos democráticos. Esa sería la única manera de hacer política. No hace falta que dichas opciones políticas fuera de los marcos institucionales contemplen la violencia dentro de sus discursos y prácticas, basta solo con que se mantengan al margen de la democracia para ser castigadas, demostrando una faceta más del totalitarismo democrático.

Crítica a la crítica

Como era de esperar, el gobierno de Boric al poco andar comenzó a ser objeto de críticas provenientes de grupos e individuos que en un momento depositaron su confianza en él, apoyándolo y respaldándolo de una u otra forma. Como se señaló con anterioridad, anarquistas de distintas tendencias decidieron acudir a las urnas para votar por el actual presidente, incluso muchxs hicieron campaña por él. No pasó mucho tiempo para que se desilusionaran y comenzaran a criticarlo. Grupos y entornos surgidos a partir de la revuelta siguieron un camino similar; esperanzados en que un gobierno socialdemócrata se haría cargo de los problemas que supuestamente habrían gatillado la revuelta de octubre, optaron por respaldarlo solapada y, en algunos casos, abiertamente.

La fuerte campaña que hicieron por aprobar una nueva Constitución en el plebiscito de 2022 (en la que dicha opción triunfó por amplia mayoría) se tradujo posteriormente en el apoyo otorgado al, en ese entonces, candidato Boric. Ese respaldo, si bien fue crítico y centrado más en el temor al avance del «fascismo» encarnado en Kast, significó que diversos sectores alejados y contrarios a la política electoral, decidieran ir a votar incidiendo, en cierta medida, en el triunfo de Boric sobre Kast en segunda vuelta. Pues bien, la mayor parte de ese respaldo crítico se
transformó prontamente en cuestionamientos y críticas tales como: «Boric traidor», «Boric vendido». Y ciertamente esas críticas provenientes de esos sectores cobran todo el sentido desde el momento en que depositaron, aunque haya sido con reparos, su confianza en dicho proyecto. No obstante, ¿Esperaban realmente otra cosa de este gobierno? ¿Esperaban que pondría fin a las AFP?  (11) ¿Esperaban mayores grados de
autonomía para el pueblo mapuche? Todo indica que sí y a partir de ahí se entiende la rabia que tienen.


Importante es señalar que los sectores surgidos desde la revuelta son, en su mayoría, una  confluencia de grupos con poca o nula trayectoria política con algunas organizaciones de izquierda como por ejemplo el Movimiento Patriótico Manuel Rodríguez (MPMR). Agrupados en la llamada Plaza Dignidad continuaron, hasta no hace mucho, convocando a marchas y mítines con las consignas antes señaladas y otras más, que en el fondo denotan su confianza en la democracia. Por lo tanto, las críticas provenientes de esos espacios hacia la administración socialdemócrata son evidentemente de carácter ciudadano aunque muchas veces apuesten por la violencia callejera y muestren una estética radical. El trasfondo de su discursividad se enmarca netamente dentro de los cánones democráticos.

Ahora bien, a partir de la coyuntura actual donde la candidata del Partido Comunista tiene bastantes posibilidades de convertirse en la nueva mandataria, resultan ineludibles las siguientes interrogantes; visto lo que ha sido el gobierno socialdemócrata ¿Volverán lxs anarquistas a las urnas con la excusa de frenar el avance del fascismo? ¿Estos 4 años han servido para fortalecer posicionamientos reales contra el circo electoral y contra todo partido político?

Tenemos la claridad que argumentos como; «le hacen el juego a la derecha», volverán a ser emitidos contra quienes se manifiesten y se expresen abiertamente contra las elecciones y contra cualquier candidatura, como fue lo que sucedió con el comunicado de lxs presxs anarquistas y subversivos recluidxs en cárceles chilenas previo a las elecciones presidenciales de 2021, en el que se posicionaron con fuerza en contra de las elecciones señalando: «Tenemos la certeza que independiente de cuál sea el resultado electoral de este plebiscito nada cambiará esencialmente. Más allá de la coyuntura de quién esté disputando la administración y la gestión de la opresión, el mundo institucional y por ende el de las elecciones nunca ha sido el nuestro.


En este sentido, quien vota, quien libremente opta por investir de autoridad a otrx, es tan responsable como el gobernante que dará las órdenes de asesinar, militarizar y encarcelar. Quien vota es quien mediante el acto del sufragio decide delegar parte de su autonomía para fortalecer la cadena de opresión y, por lo tanto, del Estado. No seremos cómplices de ningún gobierno de turno…».  (12) Esa postura de lxs compañerxs fue duramente criticada no solo por sectores de izquierda, como era esperable, sino que también por varios espacios anarquistas que vieron en ese posicionamiento un favor que se le hacía a la candidatura de Kast, pasando por alto la larga tradición antipartidista y antielectoral del anarquismo y de gran parte del mundo subversivo.

Enfrentar a la socialdemocracia

A lo largo de la historia distintas tendencias del anarquismo y otros sectores subversivos han enfrentado a gobiernos socialdemócratas, actuando según el contexto y sus propias perspectivas. En el estado Español, luego del triunfo de la República y un gobierno de izquierda en las elecciones de 1931, la central anarcosindicalista CNT, que había llamado a abstenerse en dichos sufragios, se enfrentó a dosposturas internas para enfrentar a la nueva administración. Por un lado, dirigentes de la CNT –militantes veteranos, como Ángel Pestaña y Joan Peiró–, situaron como objetivo principal de la organización su fortalecimiento sindical para consolidar a la CNT como principal organización del proletariado dentro de aquel contexto de libertades, en detrimento de la finalidad revolucionaria de la Confederación.

Por otra parte,  otro sector de la militancia –representado por Juan García Oliver, Francisco Ascaso y Buenaventura Durruti, militancia que más tarde adquiriría gran influencia dentro de la organización– consideraban que la República abría paso a una coyuntura revolucionaria que debía aprovecharse antes de que se consolidase el régimen democrático burgués, un momento en el que se debía impulsar de inmediato
el hecho revolucionario a través de la declaración de huelgas generales y del insurreccionalismo.

Fue esta última postura la que terminó por prevalecer, dando paso a la llamada «gimnasia revolucionaria» que consistió en la toma por las armas de pequeños poblados proclamando el comunismo libertario. Uno de estos sucesos ocurrió el 18 de enero de 1932, en la comarca minera del Alto Llobregat, cuando los mineros de Fígols y Sallent, sindicados en la CNT, declararon abolida la propiedad privada y el dinero y proclamaron el comunismo libertario. El gobierno aplastó el movimiento al quinto día de su iniciación y calificó a los confederados de “bandidos con carnet”. La represión se extendió a todo Cataluña, Andalucía y Levante. No obstante la represión, la estrategia de ataque señalada fue otorgándole la experiencia necesaria a la CNT que le permitiría enfrentar y frenar con éxito el golpe de Estado comandado por Franco en julio del 36.

En el territorio chileno resulta interesante rescatar la experiencia de la Vanguardia Organizada del Pueblo (VOP) y su actividad durante el gobierno socialista de Salvador Allende en 1970. Este grupo armando marxista optó por continuar con la lucha armada iniciada a fines de los 60, e intensificarla para, como afirmaron, «acelerar el proceso revolucionario». Si bien apoyaron al gobierno de la Unidad Popular y al mandatario Allende, entendieron que la vía institucional no era suficiente y que ésta necesariamente debía ir complementada con la lucha armada para lograr la revolución. Como era de esperar, Salvador Allende y su gobierno no vieron a la VOP como aliados, por el contrario, los percibió como una amenaza que debía ser extirpada. De esta manera, luego del atentado mortal perpetrado por la VOP contra el ex Ministro del Interior Edmundo Pérez Zujovic, la administración socialista se dejó caer con toda su brutalidad aniquilando físicamente a gran parte de los miembros de este grupo subversivo y encerrando en la cárcel a otros tantos. Para el año 1972 la VOP estaba totalmente desarticulada.


Estas experiencias señaladas demuestran la manera con que organizaciones y grupos subversivos han enfrentado a gobiernos de izquierda y socialdemócratas a lo largo de la historia. Posiciones que tuvieron que ver con un análisis previo de la situación para luego establecer líneas estratégicas de acción. Tomando en cuenta obviamente las distancias y las diferencias evidentes con las agrupaciones mencionadas, cabe
preguntarnos ¿Cómo hemos hecho frente a la socialdemocracia? ¿Hemos sacado algo en limpio de estos últimos 4 años que nos permita enfrentar de mejor manera un segundo gobierno de estas características?

La situación específica del anarquismo de acción en este territorio es particularmente complicada. Si bien, discursos y prácticas ofensivas han continuado expresándose, éstas, como lo hemos señalado en números anteriores, han mermado notoriamente. Al parecer hubo un efecto post revuelta – fenómeno que requiere de un mayor análisis – que lejos de incrementar la cantidad de grupos de acción y potenciar una postura de ataque, ha dado paso a un proceso de inacción que probablemente tiene que ver con los resultados de la revuelta relacionados con la vía
institucional en que desembocó prácticamente todo. Este factor junto con el encarcelamiento de diversos compañerxs, la desarticulación de varios grupos de acción y las condenas altísimas impuestas por los tribunales de justicia ha derivado en un complejo panorama donde el ataque ha quedado relegado.


No obstante, aparte del escenario señalado, los diferentes espacios y entornos anárquicos de combate no percibieron, creemos, la necesidad de establecer líneas de acción a partir de las particularidades y características que, incluso antes de asumir la administración, se vislumbraban como constitutivas de un gobierno socialdemócrata.

Con el desarrollo del gobierno del Frente Amplio y su deriva centrada en la seguridad ciudadana y la represión, lxs anarquistas nos hemos visto prontamente sobrepasados sin la iniciativa, la voluntad, ni la capacidad para hacer frente a la agenda represiva apuntada anteriormente que, entre otras cosas, mantiene encerradxs a compañerxs en regímenes carcelarios cada vez más duros. No hemos sabido identificar los nudos críticos de la socialdemocracia, ni mucho menos llevar a cabo proyectos ofensivos que enfrenten a ésta. Tampoco hemos tenido la capacidad para responder a los golpes que, cada vez con mayor contundencia, nos ha asestado esta administración. La poca actividad ofensiva así como la discursividad confrontacional existente desde nuestros espacios durante estos 4 últimos años, no ha dado cuenta de las especificidades de la socialdemocracia, mas bien se ha repetido el modo de actuar, las
consignas y los planteamientos elaborados bajo el mandato de gobiernos
anteriores.


Sin embargo la vida siempre entrega nuevas oportunidades y parece ser que nos encontraremos pronto con una de ellas. La candidatura del Partido Comunista se vislumbra como posible triunfadora lo que significará la continuidad del actual gobierno. Ante este escenario se hace imprescindible evaluar, tensionar y elaborar líneas de acción que confronten la deriva represiva general y las especificidades que
presenta la socialdemocracia para intentar generar momentos de desestabilización. Superar las rancias discusiones sobre la participación o no en las elecciones para pasar a idear, fortalecer y coordinar instancias confrontacionales contra la autoridad y en particular contra esta faceta progresista del dominio. Para esto, evidentemente, es necesario pasar de las palabras a la acción, ya que sin esta última cualquier postura de enfrentamiento quedará solo en vacíos planteamientos.-


Notas
(1) Unión Demócrata Independiente, partido político chileno de la
derecha dura cuyo fundador fue Jaime Guzmán, ideólogo de la dictadura y
ejecutado por el Frente Patriótico Manuel Rodríguez – Autónomo el año
1991.
(2)Camila Vallejos, fue presidenta de la FECH, militante de las
Juventudes Comunistas y actual vocera de gobierno. Gabriel Boric, fue
presidente de la FECH luego de Vallejos y es el actual presidente de
Chile. Giorgio Jackson, fue presidente de la FEUC (Federación de
Estudiantes de la Universidad Católica) y hace unos años Ministro de
Desarrollo Social y cercano actualmente a Boric.
(3) La dispersión fue una de las medidas adoptadas referidas al traslado
de los presos de ETA a cárceles distantes a cientos de kilómetros de su
lugar de residencia con el objetivo de romper sus redes de apoyo. Otra
medida fue la creación de los Ficheros de Internos de Especial
Seguimiento (FIES), categorización que implica la restricción de la vida
carcelaria y el encierro en módulos de aislamiento por tiempo indefinido
a presos de organizaciones subversivas, principalmente ETA.
(4) 450 eventos de violencia rural menos que en 2023 y 645 menos que el
2022 son los que ocurrieron en el 2024 en la macro zona sur. El 2024
cerró con 516 atentados, un 46,5% menos que el 2023. Radio Biobio
online, 20 – 2 – 25.
(5) Kalinov Most 10. » Entre el crimen organizado y el Estado.» Pag. 25.
(6) Ver Periódico Tinta de Fuga 7. «El rol de la psicología forense en
el endurecimiento carcelario.»
(7) La Ley Nain Retamal más allá de tecnicismos jurídicos permite a las
policías hacer uso de armas cuando se vean «amenazados» al amparo de una
«legítima defensa privilegiada», es decir, pueden matar impunemente. De
igual forma, agrava las penas para quienes agredan a policías y otorgan
mayores facultades represivas tanto a policías como a carceleros.
(8) Grupos Anarquistas Coordinados (GAC). Contra la Democracia. 2012
(9) https://prensa.presidencia.cl/comunicado.aspx?id=291554
(10)
https://www.ciperchile.cl/2024/11/16/a-proposito-de-los-votos-nulos-y-blancos-en-las-elecciones-municipales-o-ante-la-crisis-latente-en-la-democracia-chilena/
(11) Las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) fueron creadas
durante la dictadura para privatizar las pensiones de los jubilados. Los
resultados de este experimento neoliberal han sido la innegable
precarización de los jubilados quienes reciben pensiones miserables y el
enriquecimiento desmesurado de las Administradoras.
(12)
https://publicacionrefractario.wordpress.com/2021/12/17/palabras-anarquicas-y-subversivas-desde-las-prisiones-chilenas-frente-al-reacomodo-del-dominio-y-su-perpetuacion-capitalista-ni-botas-ni-votos-solo-lucha/#more-16801

El último número de Kalinov Most ya está disponible y al igual que los números anteriores lo puedes encontrar en: $hile (Editorial Memoria Negra), Argentina (Expandiendo La Revuelta), Uruguay (Ediciones Orsini), México (Konspiración Iconoclasta) y otros lugares…

En este número encontrarás:

-Editorial

-La faceta socialdemócrata del dominio: El gobierno de Gabriel Boric

¿Qué anarquía del sur?

-Breves consideraciones sobre la reestructuración del poder y el actuar anarquista”

¿La guerrilla de los sentires? Emociones, cárceles mentales y “salud mental”

APORTES EXTERNOS:

-Esa guerra está perdida

Sobre reduccionismos guerrilleros

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