Por: La Zarzamora/ Publicada originalmente en abril del año 2021
Desde los años 80´s se ha podido ver a Cecilia en su infinita lucha por los DDHH y la dignidad de las personas. Quienes han transitado en las calles de Santiago, recuerdan siempre presente en las manifestaciones a una valiente mujer en silla de ruedas, poniendo el cuerpo por la causas justas del pueblo. Hoy Cecilia, con fuerza pero cansancio en su cuerpo, exige al estado su derecho a morir con dignidad.
Cecilia, hija de Osvaldo Heyder quien fue asesinado en dictadura por prestar ayuda a militantes del Mir, comienza desde sus 16 años la búsqueda por la verdad y justicia, conociendo en las calles a “mis hermanos, que son los hijos de la dictadura, los hijos de los detenidos desaparecidos” como relata.
Muy joven fue diagnosticada de cáncer de útero, al siguiente año, de cáncer a las cuerdas vocales; el año 2008 de lupus y en el 2011 de cáncer de mamas. Tras los diagnósticos e interminables procedimientos médicos, hoy Cecilia se encuentra junto a sus dos hijos quienes la apoyan, esperando su muerte digna, la tan anhelada eutanasia que aun no es legal en Chile.
En la presente nota nos relata parte de su lucha y hablamos sobre la tramitación de la ley de eutanasia.
Y es mi derecho a decidir, si yo ya estoy desahuciada por la salud, quiero morir. Y si quiero morir con muerte asistida, bien, porque suicidarme no lo haré.«
– Sobre la dignidad de las personas en condición de enfermedades terminales en Chile, ¿Qué no puedes decir en relación a la atención del sistema de salud publico?
Primero que nada, como no esta legalizado o no hay un estatuto que lo diga, para la salud pública es un suicidio asistido y el suicidio asistido esta penado por la ley. Pero son hipócritas, porque la eutanasia se usa: con una depresión respiratoria que te administran más calmantes, como siempre se ha sabido.. pero también se usa en el sentido del cese terapéutico de las maniobras que en caso que te venga un paro o que se yo, no te reaniman, te dejan morir. Entonces encuentro que es hipocresía hablar de que en Chile, no está legalizado o no se usa, cuando se usa. Pero falta mucho y también se necesita ayuda. En el sentido que existan doula, como hay doula para mujeres que ayudan en el proceso de la maternidad, cuando estás en periodo de gestación… también hay en las clínicas privadas las doula de la muerte, cosa que la salud pública no existe. Es una hipocresía en estos momentos que muchos médicos digan que están en favor de la eutanasia, pero a la hora de hablar públicamente callen. Eso es lo que pienso.
– Hoy nos enteramos de un caso aprobado de Eutanasia en Perú, lugar donde aún tampoco es legal. Podrías hablarnos un poco de la situación en Abya Ayala en relación a la legalización de la Eutanasia.
El caso de Perú, es de la Ana Estrada, la conozco. Hemos hablado por chat y todo lo demás. Suerte y la bendición que tuvo el apoyo de la Defensoría Popular del Pueblo(…) es el único caso que la Corte Suprema ha permitido …mientras se debate en el congreso una ley. Pero ella ha luchado años, por una muerte digna, por una muerte cuando ella lo necesite… Por una muerte cuando este realmente preparada y es admirable la lucha que ha dado Ana en todo momento. En cambio en Chile, seguimos en el congreso, seguimos esperando.
Dudo que se legalice, y si se legalizara, sería el sueño más maravilloso.
– ¿De qué manera la demanda de lucha por la eutanasia se vincula a las luchas de un pasado y un presente por una sociedad más justa y libre de opresiones?
Creo que como sociedad estamos avanzando, hemos luchado por derechos individuales y soberanos de cada persona y es nuestro derecho a decidir como morir y como vivir. Como siempre he dicho: ¡Que la dignidad se haga costumbre en la vida y en la muerte! Y es mi derecho a decidir si yo ya estoy desahuciada por la salud, que quiero morir. Y si quiero morir con muerte asistida, bien, porque suicidarme no lo haré.
– ¿Si se acogiera tu petición de Eutanasia, como te gustaría que te recordara la gente?
Es difícil porque hay una relación de amor y odio, la mitad de la gente que me conoce me quiere y la otra mitad me odia. Creo que me gustaría que me recordaran por la consecuencia que tengo, y sobre todo ..años luchando por dignidad para nuestro pueblo, así me gustaría que me recordaran.. Como ellos quieran, nada más.
Ley de eutanasia en Chile
El pasado martes 20 de abril, tras 7 años de tramitación y discusión, se realizó en la cámara de diputados la votación de la ley de eutanasia o proyecto sobre la «muerte digna y cuidados paliativos», siendo esta aprobada y quedando a la espera de su votación en el senado.
Esta ley busca otorgar el derecho a una muerte digna a las personas que padezcan enfermedades terminales en 3 causales:
1 Aquellas personas que sufran una enfermedad terminal que no tenga solución.
2 No refiere a enfermedad terminal, pero sí considera aquellas que tengan un fuerte sufrimiento asociado, ejemplificando con las enfermedades degenerativas.
3 Se refiere a aquellas enfermedades psíquicas difíciles de soportar.
Luego de presentar algunas de las causales y manifestando la decisión de acceder a la eutanasia (ni la familia ni el doctor pueden decidirlo por la persona), se entrega la facultad al medico competente para no iniciar o interrumpir un tratamiento medico “en cuanto este tenga por efecto prolongar artificialmente una vida de agonía, o para provocar directamente la muerte, de acuerdo a los procedimientos que autoriza esta ley” (Comisión de Salud, 2018).
Es importante señalar que la ley contempla que la persona tiene la oportunidad de retractarse en cualquier momento manifestando incluso un lenguaje kinésico o gesticular. También, menciona que las y los médicos tendrán la posibilidad de negarse al procedimiento en caso de que este vaya contra sus creencias.
Varios han sido los años de debates en el congreso interponiendo fundamentos morales, religiosos y próvida de las bancadas de ultraderecha y otros partidos, los cuales no han hecho mas que poner impedimentos para su legalización, dejando a la espera a personas que padecen un infinito dolor y agonía producto de sus enfermedades.
Muchas personas han muerto luego de años de espera, como es el caso de Paula Díaz, quien falleció el año 2018 luego de una infinita agonía. Paula desde el año 2013 y siendo aun una niña, manifestó su decisión de optar a una eutanasia.
«No tengo descanso, es algo tan terrible que no pueda descansar. Ni de día ni de noche (…) Ya no soporto mi cuerpo, no soporto no poder apoyarlo. Mi cuerpo está desgarrado. Ninguna parte puedo apoyar sin que me duela o no se rompa. Cómo no pueden entender que ya no puedo más»
Paula Díaz
dice en su mensaje a Michelle Bachellet quien en esos años fuera presidenta.
Paula falleció sin ser escuchada, sin dignidad y con una de las más grandes vulneraciones que puede vivir una ser humana, no tener derecho a una eutanasia ante los ojos de un estado indolente.
Pareciera irrisorio sentarse a pensar sobre los derechos humanos de un país que ha vulnerado de todas las formas posibles la vida de las personas, existe una crisis del sistema de salud el cual a cada cierto tiempo es noticia por los innumerables casos de negligencias que se cometen. Personas que fallecen esperando una atención, personas que mueren esperando un diagnostico, adultos mayores sin pensiones dignas que los llevan a vivir en condiciones infrahumanas, e infinitos ejemplos de cómo se dejan morir sin dignidad a las personas en Chile. Una vez más quedamos a la espera de las decisiones políticas de personas que no tienen voluntad, sino intereses personales y económicos y que encuentran pretexto en una falsa moral.
En nombre de quienes viven en un país ajeno
(las casas y las fábricas y los comercios
y las calles y las ciudades y los pueblos
y los ríos y los lagos y los volcanes y los montes
son siempre de otros
y por eso está allí la policía y la guardia
cuidándolos contra nosotros).
En nombre de quienes lo único que tienen
es hambre, explotación, enfermedades,
sed de justicia y de agua,
persecuciones, condenas,
soledad, abandono, opresión, muerte.
Yo acuso a la propiedad privada
de privarnos de todo."
R. Dalton