A 190 años del genocidio del pueblo Charrua; Memoria verdad y justicia

Por Paula Alvarado Mamani de TeseSISA

El 11 de abril se conmemora la matanza contra indígenas charrúas en Uruguay, ocurrida en 1831 en Paso del Tihatucurá del Salsipuedes, por parte del genocida General Fructuoso Rivera, primer Presidente Constitucional del país, quien según cuanta la historia, convocó a los principales caciques charrúas con el fin de reunirlos para que participen en una posible invasión del Brasil y con la promesa de que obtendrían el reconocimiento definitivo de los territorios ancestrales.

A dicha reunió asistieron los caciques charruas Venado, Polidoro, Rondeau y Juan Pedro, junto con las mujeres y niñxs de sus comunidades. Sin embargo, el Ejército uruguayo de 1200 soldados de manera premeditada atacó por sorpresa a los hermanxs charrúas que se habían reunido desarmadxs en el Paso del Tihatucurá del Salsipuedes (actual frontera entre Paysandú y Tacuarembó).

Según se estima, por los relatos de los lugareños, se asesinó a más de doscientas personas, cincuenta guerreros pudieron escapar, y más de trescienta mujeres y niñxs quedaron prisionerxs del Ejército nacional. Los días posteriores a la matanza, el ejército cometió un conjunto de otros delitos como violaciones a las mujeres y degollamiento de los varones.

Posteriormente, el 15 de abril de 1831, el presidente Rivera firmó una orden de exterminio, allí constó que los indios que huyeron debían ser perseguidos por el Ejército “hasta su exterminio” y se ordenó la “persecución de este puñado de bandidos hasta su total exterminio”.

Tal es así que llegó a darse una marcha de más de 300 km hasta Montevideo en donde los sobrevivientes fueron vendidos como esclavos. Por su parte, algunos militares se quedaron con niñxs indígenas y por último, como una especie de gran premio, cuatro charrúas sobrevivientes (Vaimaca Pirú, Tacuabé, Senaqué y Guyunusa) fueron entregados al francés llamado François De Curel, quien los trasladó a París donde fueron exhibidos como ejemplares exóticos de América, en los zoológicos humanos.

La Masacre de Salsipuedes simboliza un hito colonizador de la continuación de las políticas de exterminio iniciada por los Imperios europeos y posteriormente seguidas por los nacimientos de los nuevos Estados Nación ( en este caso el Estado de Uruguay).

En este sentido viene a colación lo señalado por el sociólogo Daniel Feierstein que manifiesta que “los genocidios constituyentes son aquellos cuyo objetivo, en termino de relaciones sociales, es la conformación de un Estado-Nación, lo cual requiere del aniquilamiento de todas aquellas fracciones excluidas del pacto social, tanto poblaciones originarias como núcleos políticos opositores al nuevo pacto estatal» y de ellos proviene que actualmente en el imaginario de la sociedad uruguaya se comenta que «en Uruguay no hay Indios”.

El Pueblo Charrúa busca no sólo la Memoria, verdad y Justicia, sino también políticas reparatorias para sanar el exterminio colectivo y saldar el imaginario social que se tiene sobre ellxs.

Actualmente el 11 de abril es celebrado en Uruguay como el Día de la Nación Charrúa y la Identidad Indígena, en conmoración a la masacre. Finalmente en la provincia de Entre Ríos del Estado Argentino, las comunidades del Pueblo Nación Charrúa también adhieren a la fecha al reconocerse como un pueblo único, preexistente a las fronteras impuestas por los estados nacionales tanto de Argentina como de Uruguay.

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