Turín, 5 de diciembre del 2022
Leí sólo cuatro líneas. Antes de desaparecer definitivamente en el olvido bajo el régimen del 41 bis, permítanme decir algunas cosas y luego callaré para siempre.
El poder judicial de la república italiana decidió que, siendo demasiado subversivo, ya no podía tener la oportunidad de volver a ver las estrellas, la libertad. Enterrado definitivamente con cadena perpetua, que no dudo que me darán, con la absurda acusación de haber cometido una «masacre política», por dos atentados demostrativos en plena noche, en lugares desiertos, que no hirieron ni mataron a nadie.
No conforme, además del impedimento de cadena perpetua, dado que desde la cárcel seguía escribiendo y colaborando en la prensa anarquista, se decidió callarme la boca para siempre con el bocado medieval del 41 bis, condenándome a un limbo sin fin a la espera de la muerte.
No estoy en eso, no me doy por vencido y continuaré mi huelga de hambre por la abolición del 41 bis y la cadena perpetua hasta mi último aliento, para dar a conocer al mundo estas dos abominaciones represivas de este país.
Somos 750 en este régimen y yo también estoy luchando por esto. A mi lado están mis hermanos y hermanas anarquistas y revolucionarios. Estoy acostumbrado a la censura y a las cortinas de humo mediáticas, estas últimas con el único fin de mostrar a cualquier opositor radical y revolucionario.
Abolición del régimen 41 bis.
Abolición de la cadena perpetua.
Solidaridad con todos los presos anarquistas, comunistas y revolucionarios del mundo.
Siempre por la anarquía.
Alfredo Cospito
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